domingo, 19 de agosto de 2007

Literopost: Los solteros II. El cura de Tours.


En Le curé de Tours Balzac sigue con esa su disección de los solteros. Esta vez el insecto analizado con ese esmero que sólo es posible tener por este gran entomólogo, es una dueña de pensión -la Srta. Gamard- que alquila sus dos habitaciones a los eclesiásticos Birotteau y Troubert.

Al vicario Birotteau se le puede aplicar aquello de bienaventurados los pobres de espíritu y en su virtud seguramente le corresponderá el paraíso. Pero nos dice Balzac que como muchos tontos, no pueden aguantar el tedio que le producen otros tontos (la Srta. Gamard).

La estéril vida de la Srta. Gamard ha hecho un alma castrada, y ésta una fisonomía falta de gracia. Hablando precisamente de las solteronas Balzac nos dice: se hacen ásperas y malhumoradas, porque un ser que ha frustrado su vocación es desgraciado, sufre, y el sufrimiento engendra maldad. Efectivamente, antes de echarse a sí mismas la culpa de su soledad, una solterona acusa de ella durante mucho tiempo al mundo. De la acusación a un deseo de venganza no queda más que un paso. ...No habiendo sentido nunca el deseo de agradar, la elegancia, el buen gusto, les son desconocidos. Sólo se ven a sí mismas...tienen un malestar interior, al que nunca se habitúan.....La mirada es siempre oblicua....no perdonan a la sociedad su falsa posición.

El único sentimiento de la Gamard a falta de amor es el odio. La venganza es un fértil terreno de emociones y nuestra solterona se complace en mortificar con un plan premeditado al simple vicario.
Este contexto mezquino es el cuadro donde se sucede asímismo otros sucesos de más calado. La Gamard y Birotteau son marionetas al lado de la astucia de Troubert.

3 comentarios:

Blanca dijo...

Hoy en día no creo que tenga extensión la descripción de Balzac, ya que son muchos los que eligen la soltería, que no necesariamente tiene que ver con la soledad, ni de cuerpo ni de espíritu.

Y malas personas, como la "solterona" descrita, puede estar casada, incluso varias veces...

Dardo dijo...

Por el contrario, mi querida Blanca, opino que el cuadro esencial de Balzac podría mantenerse; porque de lo que en el fondo estamos hablando es dar y recibir amor. Y de la existencia de seres que no hallan el más mínimo rayo de amor en sus vidas; lo que fácilmente lleva a un sordo resentimiento.

Efectivamente hoy hay solter@s que tienen una vida más o menos plena; ya que lo que se encuentra en muchas ocasiones es una repulsa a la formalización del amor; en puridad no son solter@s ya que tienen un compromiso material mínimo con otra persona.

La Srta. Gamard no ha elegido conscientemente la soltería. En la descripción de su preterición por el mundo; de la indiferencia hacia su persona; y de como ella interioriza ese ostracismo están las claves de su solipsismo.

La Srta. Gamard es en su mezquindad digna de compasión. Sin embargo el otro célibe, el abate Troubert, que se deja llevar también por su egocentrismo es calculadoramente perverso.

Sí, sí. Malos y buenos los hay de todos los estados civiles. Afortunadamente no existe tal determinismo moral.

¡Pero son tan deliciosos estos cuadros de costumbres y estos retratos psicológicos!.

Un abrazo.

Blanca dijo...

Está claro que uno recoge lo que siembra... te podría contar cantidad de cosas al respecto de mi entorno y del entorno de personas conocidas: el egoísta siempre se va a quedar solo... el egocentrista es un pobre de espíritu, en el fondo un desgraciado, que tambien acabará solo, eso sí, echándole la culpa a los demás de sus miserias porque nunca se ha tomado la molestia de pensar en el prójimo, salvo cuando lo necesita...

Es la simple historia de la humanidad que, cada vez más, circula por esos vericuetos...