Estando en campaña militar en Grecia Lucio Cornelio Sila, disgustado por la resistencia de algunas ciudades, las castigó con el saqueo de los tesoros de los templos, y señaló: "¡No pueden faltar jamás recursos a aquel cuya caja cuidan de llenar los dioses!". Entonces los sacedortes de Delfos se negaron a enviarle sus riquezas ya que decían que habían oido la lira del Dios, interpretando esto como una negativa; pero Sila les dijo: "¡que debían obedecer cuanto más pronto cuanto que Apolo daba a entender con su música su alegría por semejante medida!". Este defensor de la constitución republicana de Roma que se asentaba en el poder de una oligarquía aristocrática aunaba a sus evidentes dotes militares y políticas la de todo un cínico. Fue también el primero al que le debemos la triste historia de las proscripciones políticas. Pero ha sido este cinismo el que me ha hecho asociarlo a lo neoconservador.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
12 comentarios:
No es el cinismo lo característico del neoconservador.
Le ofrezco un artículo de Lluis Basset que muestra alguna de las características de este fenómeno aberrante de la inteligencia llamado “neocons” adaptado especialmente a nuestro pais:
23 abril, 2008 - Lluís Bassets
La derrota de los hispanocons
El neocon, a diferencia del liberal puro, cree en el Estado y en su capacidad transformadora. También cree, a diferencia del conservador clásico, en alguna especie de redención. Por eso es prometeico, a veces de forma extremada. Una parte de los neocons tienen sus orígenes en el troskismo. Internacionalistas y revolucionarios, quieren imponer sus ideas y sus valores en todo el mundo, y por la fuerza. Con una revolución conservadora y americana. Son bolcheviques de derechas. Su confianza en la superioridad de la tecnología generada por el hipercapitalismo norteamericano es ciega, y de ahí que confíen en que esta superioridad se traducirá en la imposición rápida de su hegemonía en las zonas del mundo donde todavía reina la oscuridad. Se lanzan a la guerra con la convicción de que la superioridad tecnológica y la riqueza de su país es fruto de un designio divino.
El neocon es maniqueo hasta el extremo. No puede concebir que haya bien alguno no ya en la alteridad, sino incluso en el término medio. En realidad detesta el término medio mucho más que la alteridad absoluta. Esta idea suya, de orígenes morales, se traduce en táctica electoral. Su programa político no quiere saber nada de apaciguamiento de los enemigos, de alianzas que dividan al adversario y de pactos que resuelvan los contenciosos, y su estrategia electoral pasa por cerrar filas con su electorado más fiel sin hacer concesiones al centro. Polarizar la vida política, obligar a que los centristas se definan y se radicalicen, arrinconar a la oposición en un extremo y encastillarse ella misma en el otro son los instantes excelsos de su táctica preferida.
El neocon halló su momento de gloria después del 11 S, cuando los atentados de Washington y Nueva York le dieron la oportunidad de aplicar la panoplia de las peores ocurrencias políticas: guerra preventiva, acción unilateral, limitación de derechos y libertades, tribunales de excepción, legalización de la tortura, escuchas ilegales, poderes máximos al ejecutivo… El acoplamiento de su estridente ideología con el fundamentalismo cristiano proporcionó mayorías oceánicas a Bush en 2004 y dio pie al ataque de soberbia (la hibris griega) que llevaría a su perdición.
El neocon está en franco retroceso en Estados Unidos, aunque nunca hay que lanzar las campanas al vuelo. La siembra ha sido larga y profunda. Tan extensa que llegó a todo el mundo. A Italia, por ejemplo, donde la sintonía político-religiosa produjo extraños frutos: los teocons de Ratzinger, católicos que simpatizan con los neocons por su lucha contra lo que denominan relativismo; o los ateos del Papa, laicos sin práctica ni creencia, que se interesan por el catolicismo como ideología cultural neocon, y por la fe como instrumento de poder sobre los electorados. O a España, donde tuvimos los neocons hispanos o hispanocons, en clave celtibérica y legionaria, una extraña subespecie del neocon norteamericano que creía en la supremacía norteamericana con idéntica pasión que un neocon de Manhattan.
Pero el hispanocon creía además en la supremacía española y dentro de la supremacía española en la supremacía de su capital, Madrid, convertida en capital conservadora latinoamericana y global. Como no podría ser de otra forma, era antieuropeísta y despreciaba a Francia y Alemania, y no digamos ya a Italia, sobre todo en los tiempos en que estos dignos vecinos estaban dirigidos por Chirac, Schroeder y Prodi respectivamente. Toda una venganza de la historia española, que permitía convertir a los dos imperios en guerra en 1898 en los nuevos aliados cien años después.
El supremacismo hispano era de dos direcciones: de cara adentro, con una visión del Estado radial y de una España castellana, orgullosa y sin complejos; de cara a fuera, colocándose al lado de Estados Unidos como socio estratégico en Europa, al mismo título que Reino Unido, y con una especial proyección en América. El Aznar de Perejil y del GAL de las Azores fue el hispanocon en su apogeo. Hay que hablar de él en pasado: fue y ya no es, lo que queda es una sombra, aunque esta sombra parece que se llama esperanza y de ahí que sean muchos quienes quieran creer en su resurrección.
Es lógico que el espectro del hispanocon no haya digerido todavía la derrota que sufrió hace cuatro años, aquel 14 de marzo que llevó a Zapatero a La Moncloa. Y es más lógico todavía que no haya perdonado a quien recibió en su propia mejilla aquella derrota vicaria, Mariano Rajoy, y que le tenga más ojeriza cuando finalmente, cuatro años después, este último no haya conseguido lavar la afrenta y acceda en cambio a admitir su derrota y doblar la rodilla reconociendo lo que todos ya sabían, que Zapatero es el presidente del Gobierno. Por eso ahora vuelve a salir todo.
No hay debate de ideas, claro que no, entre Rajoy y Aguirre, pero las corrientes ideológicas de fondo que condujeron a este punto regresan a la superficie y arrastran a quienes encuentra a su paso. La mayoría electoral e incluso social que obtuvo el PP en 1996 fue resultado de una vocación primigenia por el centro reformista, con la que aquel Aznar de la primera legislatura circulaba por las mismas aguas que Clinton, Schroeder, Blair y Prodi. Luego llegaron dos catalizadores: la mayoría absoluta, que permitió desenvainar el programa neocon oculto de Aznar; y el 11-S., que le proporcionó la credibilidad y el marco de referencia propiamente neocon. Entonces empezó a navegar con Berlusconi, Bush y aquel Blair que desertó de la Tercera Vía.
Ahora Esperanza es quien se deja llevar por la corriente y lleva en su mano la antorcha hispanocon, debidamente alimentada por Federico y Pedrojota. Y Mariano es quien resucita la vieja vocación de un clásico y eficaz sincretismo entre liberales, conservadores, demócrata cristianos e incluso socialdemócratas, que permita el regreso al poder. Aunque los caracteres estén bien acomodados a las respectivas posiciones políticas, los papeles y las supuestas ideas son intercambiables.
Los militantes, excitados por tantos años de combate cuerpo a cuerpo, están por lo primero: el hispanocon es lo que les pone. Los votos sólo llegarán por lo segundo: imposible superar al PSOE sin una gran formación capaz de abarcar desde el extremo derecho hasta el centro sin dejar de rebañar bien en Cataluña y País Vasco, algo que le repugna al hispanocon. Mientras tanto, Zapatero y los suyos se frotarán las manos durante varias legislaturas si esta indecisión dura más tiempo del estrictamente necesario.
Contrariamente a lo que Vd. dice, Hipatia, yo sí creo que el cinismo es algo fundamental en lo neocon. Mire un filósofo fundamental de esta corriente es Leo Strauss; pues bien, el mismo habla abiertamente de crear una mitología artificial donde las élites son conscientes de este falso maniqueísmo, pero a la vez aprecian la importancia de ello para el control de las masas. Vd., con todo respeto, ha tomado la vertiente exotérica de lo neocon que utiliza las creencias morales y religiosas de la gente bajo la promesa de un rearme moral de la sociedad. Pero existe una vertiente esotérica que es profundamente descarnada y que sólo es explicable por el ascendiente ideológico de estos pensadores neocons que vienen algunos de ellos del trotskismo. Sólo así es explicable que una persona como Condolezza Rice a propósito de la intervención en el Líbano se negara a volver al statu quo anterior a la ocupación israelí ya que tal dolor eran "las contracciones del nacimiento de un nuevo Medio Oriente". Oiga; ¿esto no se parece a aquello de que la "revolución es un parto sangriento"?. Yo sostengo que el think tank neoconservador está lleno de pensadores que tienen su génesis ideológica en la izquierda y en la ultraizquierda en algunos casos.
Gracias por el artículo de Lluís Bassets; Vd. habrá visto que apunta esta idea de génesis izquierdista de lo neocon. Aquí, amiga, está el problema de raiz. El mismo los tilda de bolcheviques de derecha. Es más habla claramente de "táctica electoral" en lo referente a los orígenes morales. Mire que quiere que le diga; me resisto a creer que lo conservador sea en verdad "neo" y "conservador", aparte de considerar tal mixtura algo antinatura. No creo que sea "neo" porque esa doblez de discurso (exóterico/esotérico) hunde sus raíces en Maquiavelo. ¿Qué hay entonces aquí de "neo"?. Tampoco creo que sea conservador porque si nos centramos en la realidad concreta de Estados Unidos uno de las características tipo de los conservadores estadounidenses era su aislacionismo del exterior. Sólo intervenían en política exterior a regañadientes. Contrariamente a ello los nuevos conservadores (retoman la idea de los demócratas de mayor intervención en el extranjero) son partidarios de una política exterior unilateral llegando a la justificación de los ataques preventivos. ¿Y a todo esto, "Hipatia", cómo se lleva Vd. con el Patriarca Cirilo de Alejandría?. Ja,ja.
Estimado Elohim; esa preferencia es porque la mente es libre y he aprovechado estos días de vacaciones para releer la Historia de Roma de Mommsen y sin duda los personajes que me siguen cautivando más son primero César y segundo Sila. El primero representante del partido demócrata y fundador de la monarquía militar; y el segundo republicano representante de la oligarquía aristocrática de los optimates (senadores). Tiene Vd. toda la razón el cinismo es transversal (de políticos y sacerdotes, claro que sí). Pero Sila representa el defensor de las antiguas costumbres que no duda en pasar sobre ellas mismas para a su vez defenderlas. En cuanto a la alianza de sacerdotes y neocons; me temo Elohim que los primeros son unas víctimas (le concedo que ilusamente interesadas) de los segundos. Gracias por el artículo de Elías Díaz. Me confirma mi idea apuntada.
Dardo:
Le agradezco su interés por mi relación personal con el jefe de los cristianos alejandrinos. Le informo que este señor alentó a sus discípulos para que me dieran terrible muerte. Esa y otras similares acciones fueron consideradas actitudes ejemplares por la iglesia católica que le canonizó invitando a todos los católicos a seguir tan bárbaro e inhumano comportamiento como mejor modo de ganar el cielo según enseña Benedicto XVI en su infalible magisterio moral.
” Audiencia General del 3 de octubre de 2007
Queridos hermanos y hermanas :
También hoy, continuando con nuestro camino tras las huellas de los Padres de la Iglesia, nos encontramos con una gran figura: san Cirilo de Alejandría. Ligado a la controversia cristológica que llevó al Concilio de Éfeso del año 431, último representante de importancia de la tradición alejandrina…”
Escribe usted ” Contrariamente a lo que Vd. dice, Hipatia, yo sí creo que el cinismo es algo fundamental en lo neocon”
mal empezamos. De su expresión se deduce directamente que mi proposición es considerar el cinismo como no fundamental de “lo neocons”. Vuelva a leer mi escrito: ” No es el cinismo lo característico del neoconservador”. Usted confunde ¿? fundamental con característico, y no es lo mismo.
Ni tampoco mi aserto es contrario al suyo, pues el cinismo puede ser,es, práctica fundamental del neocons y de otras muchas ideologías ergo no es característica de ninguna.
Del Rae : “característico, ca.
1. adj. Perteneciente o relativo al carácter.
2. adj. Dicho de una cualidad: Que da carácter o sirve para distinguir a alguien o algo de sus semejantes. U. t. c. s. f.”
Por lo demás, pues mire usted, neocons no es un término que haya alcanzado aún una interpretación única en la terminología sociológico-política. Por eso no voy a enzarzarme con usted sobre lo que es o no es neocons y sobre lo que debe o debería llamarse tal. En estas circunstancias me parece más propio adoptar una acepción exotérica (vulgar) y como tal se justifica sobradamente el artículo que cité en mi anterior comentario.
Puede que tenga razón (una pizca) en su apreciación sobre Condolezza Rice, pero metidos a “parir” esotericas justificaciones para el bestial comportamiento americano-israelí en Medio Oriente no pudo inventar peor aborto que buscar su origen en el trotskysmo. Mire usted, la total y absoluta ausencia de pensamiento racional en el comportamiento público de esa señora no necesita justificación ni orígen. Es similar al de otra señora más cercana pero igualmente vacua, simple, vulgar y miserable en su actividad política: me refiero a Ana Botella, pues hasta que usted pueda demostrar lo contrario a mi me resulta difícil encontrar restos de Trotsky en "esas escenas realmente espeluznantes de niños de siete meses de gestación en las trituradoras “ (usted asoció Sila y neocons, yo asocio las contracciones del parto de Condolezza con el disparate de Ana Botella y sus niños triturados). Estos y similares profundos pensamientos SI son característica de los neocons, y no son fruto de su relación con Trotsky ni con Leo Strauss, sino de relaciones hetero entre Aznar y su botella u homo entre la Botella y su esperanza.
No acaba usted de comprender la denominación de “neo” y “conservadora” dada a esta excrecencia ideológica, pues como usted muy bien dice ni es neo ni es conservadora. Incluso, añado yo, ni es ideológía, es verborrea trilera.
Le explico, estos think tanks americanos (American Enterprise Institute, Heritage Foundation) británicos (Institute of Economic Affairs, Adam Smith Institute) y, por qué no, el español FAES compran algunos estómagos agradecidos con el objetivo de promover la prostitución del pensamiento académico en aras de justificar ante la sociedad los injustos privilegios que a los mecenas de tales fundaciones les permite seguir expoliando a los ciudadanos el patrimonio social y acrecentar la ya inadmisible desigualdad en bienes y derechos.
Pues bien, Ludwig von Mises, Friedrich August Hayek, Alasdair MacIntyre, Leo Strauss y alguno más han sido pensadores conservadores (en oposición a progresista) cuyo pensamiento, esencialmente liberal, ha sido consciente y perversamente neo-interpretado como garantía de autoridad intelectual de unos farsantes intelectuales. Esta es la explicación del término “neocons/ neoconsevador”.
Lo de Trotsky es un accidente temporal en la historia personal de estos señores, que ni entendieron el trotskysmo, ni el marxismo, ni entienden a Leo Strauss. Y tampoco entienden el fracaso a que está abocada su propuesta política pues no es posible juntar la suficiente violencia para reprimir el creciente malestar social que crea la desigualdad (actualmente ya están en clara decadencia).
Hipatia; gracias por la información; pero sé perfectamente el triste final de la filósofa de la que ha cogido el nombre. Por eso quise ser algo simpático. Compruebo que me ha salido mal. Yo que quiere que le diga. Lo cierto es que una turba de fanáticos egipcios la descuartizaron. Todo esto en un contexto más de controversia política que religiosa (aunque también). Sin duda una época turbulenta y clave: Teodosio I el Grande. Yo he leido tanto que Cirilo instigó el crimen, como que reprendió a la turba tal crimen. ¡Oiga, in dubio pro reo!. En fin; crimen hubo, pero las fuentes son necesariamente indirectas y confusas. Pero como Vd. me amonesta a propósito de rigor, yo siguiendo tan puritano empeño le invito a que me diga en qué documento eclesiástico se ensalza tal crimen literalmente. Lo que es inaceptable del todo punto es que sin solución de continuidad Vd. pretenda corroborar tal inducción al crimen con las palabras sobre la teología de la encarnación que son el motivo de la audiencia general que cita. Lo puedo y lo quiero entender como continuación de la broma; pero esta hilación es de muy mal gusto y de una injustica soberana. Sí; evidentemente hemos empezado mal, muy mal.
Tiene razón; Vd. ha escrito que el "cinismo no es lo característico". Bien léame Vd. también correctamente. Yo en la entrada hablé de "asociar" (relacionar) el cinismo de Sila con el cinismo de los neoconservadores ( ínsito en ese constructo artificial de Leo Strauss) y nada más; luego Vd. sacó de su cosecha exclusiva que esto no era una característica singular de ellos. Vd. fue, no yo. ¿Aclarado?. Indudablemente tiene razón en que el cinismo es transveral.
Si Vd. con su delicado gusto concluye que lo del trotskismo por mi citado es algo circunstancial y que por eso traerlo a colación es una parida; y seguidamente me señala un artículo de Luis Bassets donde el autor explica de alguna manera esa obstinación cuasi revolucionaria de los neoconservadores que les lleva a ser agresivos llamándoles bolcheviques de derecha. Entonces, digo, el artículo traido por Vd. de Luis Bassets participa de la misma parida. ¡Sea Vd. al menos coherente a la hora de amonestar!.
Y ahora voy con el que bien pudiera ser su padre (al menos blogosférico). Si, Vd. Elohim, me asombra que me llame ignorante por llamar "demócrata" a César. Esto es el colmo de la desfachatez. Si estamos hablando de historia antigua aténgase a la nomenclatura utilizada por los historiadores. A lo que significa "demócrata" en este contexto; que no es otro que terminar con una oligarquía corrupta que tenía colapsadas las instituciones romanas; extender el Estado más allá de la ciudad de Roma; extender la ciudadanía romana más allá de las fronteras municipales de Roma, a todos los latinos; en suma salir de una oligarquía anclada en un marco de ciudad-estado y fortalecer un Estado donde no sean sólos los optimates (senadores y patricios en general) sus únicos miembros. César, como Mario, como los Gracos, como Catilina, como Sertorio, etc. son señalados como integrantes del partido democrático (populares). Sila y Pompeyo serían integrantes del partido republicano (optimates). Todavía no salgo de mi asombro que Vd. se haya salido con esta grosería. No me queda predisposición para entrar en sus demás comentarios.
Dardo escribe
Yo he leido tanto que Cirilo instigó el crimen, como que reprendió a la turba tal crimen”
Usted habrá leido lo que el correspondiente autor deseara escribir.
NO, no fué un conflicto político. Hipatía no ostentaba ningún cargo político. Fue una persecución religiosa.Durante la época de Hipatia, Alejandría traspasaba un momento sumamente conflictivo, al igual que Roma, pues el cristianismo había adquirido mucho poder sobre todo después de que el Imperio Romano lo adopatara. Esto presentaba una pugna de intereses, pues para la nueva doctrina religiosa, el conocimiento como el de Hipatia era pagano.
En el año de 415 (d. e. c.), se inició una persecución contra todos los académicos del Museo y se les daba la opción de convertirse a la nueva fe o morir. Esto implicaba rechazar todo el conocimiento que tanto trabajo les había costado alcanzar. Hipatia se negó a serlo y se mantuvo firme a sus convicciones por lo que fue acusada de conspirar contra Cirilo, líder cristiano de Alejandría. Unos días después, un grupo enardecido de fanáticos religiosos interceptó el trasporte en el que se dirigía a trabajar, la arrancaron de éste y con filos de conchas marinas le fueron arrancando la piel hasta que ella por el dolor y desangrada murió.
Poco tiempo después, la Biblioteca, el Museo así como otras instituciones y templos representantes de la cultura "pagana", fueron quemados.
Me pide que ” me diga en qué documento eclesiástico se ensalza tal crimen literalmente”
El simple hecho de canonizar es declarar públicamente a un señor como ejemplo a seguir. Y este hecho no se considera condenable.
NO, ningún documento oficial ensalza el crimen, pero TODOS los documentos oficiales lo OCULTAN. Y ¡claro¡ con esa interesada desinformación después usted puede reclamar el “in dubio pro reo”
Lo único importante es el trabajo a favor de extender el poder de la secta, que para conseguirlo haya que exterminar a los no adeptos es un mal menor que se debe ocultar en los papeles oficiales.
No dé más vueltas sobre el asunto de “lo característico”.
Yo le leí correctamente y usted yerra al afirmar :” Contrariamente a lo que Vd. dice, Hipatia”, es usted el que no entendió.
Efectivamente, yo inicio manifestando (simplemente manifestando, sin alusión a usted) que el cinismo no es característica del neocons, y a continuación usted me adjudica haber escrito que no es fundamental. Y así está claramente expuesto en mi anterior comentario, su error no es calificar al cinismo como característica del neocons, su error fue adjudicarme a mi haber manifestado que no es fundamental.
En fin, un truco muy simple y nada original, interpretar incorrectamente al contrario para facilitar la crítica.
Truco que pretende seguir usando con el tema del trostkismo.
Es usted el que escribe ”ascendiente ideológico de estos pensadores neocons que vienen algunos de ellos del trotskismo. Sólo así es explicable que una persona como Condolezza Rice a propósito de la intervención en el Líbano se negara a volver al statu quo anterior a la ocupación israelí”.
Más claro ni el agua. Escribe usted: "Sólo así se explica", es la única explicación, su ascendiente troskista. Ridículo, simplista, infundado, irracional…en fin lo de parida era un calificatico compasivo.
El artículo del señor Bassets no cae en este simplismo de declarar que el trostkismo y/o el bolchevismo de derechas es la única explicación. Hay algunos comportamientos en los neocons similares a los propuestos por Trostky, Lenin y otros muchos personajes a lo largo de la historia antes y después de la “gloriosa revolución”. Y para evitar que algún lector malinterprete el escrito se molesta en citarlos: ” Internacionalistas y revolucionarios, quieren imponer sus ideas y sus valores en todo el mundo, y por la fuerza. Con una revolución conservadora y americana. Son bolcheviques de derechas” y a continuación expone otras muchas ideas que definen lo neocons: ” Su confianza en la superioridad de la tecnología generada por el hipercapitalismo norteamericano es ciega, y de ahí que confíen en que esta superioridad se traducirá en la imposición rápida de su hegemonía en las zonas del mundo donde todavía reina la oscuridad. Se lanzan a la guerra con la convicción de que la superioridad tecnológica y la riqueza de su país es fruto de un designio divino.
El neocon es maniqueo hasta el extremo. No puede concebir que haya bien alguno no ya en la alteridad, sino incluso en el término medio. En realidad detesta el término medio mucho más que la alteridad absoluta. Esta idea suya, de orígenes morales, se traduce en táctica electoral. Su programa político no quiere saber nada de apaciguamiento de los enemigos, de alianzas que dividan al adversario y de pactos que resuelvan los contenciosos, y su estrategia electoral pasa por cerrar filas con su electorado más fiel sin hacer concesiones al centro. Polarizar la vida política, obligar a que los centristas se definan y se radicalicen, arrinconar a la oposición en un extremo y encastillarse ella misma en el otro son los instantes excelsos de su táctica preferida.”
Muy mal leyó usted si cree que SU simplista valoración del trostkismo como “unica explicación” es equivalente a la del señor Bassets.
NO, no sería coherente ponerles a la misma altura.
Apreciado compañero dardo, ante todo felicitarle por ésta su bitácora de usted, y, en segundo lugar, comentarle dos cosas…la primera es que lamento no poder enriquecer el profundo debate que tienen aquí liado sobre la verdadera naturaleza de los neoconys, ….perdón neocons . Eso sí, lo que me ha encantado es que recupere a un personaje tan fascinante por su crueldad y al mismo tiempo su descarada patilla, su jeta vamos…. Lucio Cornelio Sila es un tipo interesantísimo. Malo malísimo, por otra parte. Tanto el Sila real como el personaje que describe Colleen Mc Cullough en su pentalogía ( “el primer hombre de Roma”, y sus cuatro secuelas) sobre el final de la República Romana, y cuya lectura recomiendo a todo el mundo ( si vale, …es un best seller, no es exactamente literatura, pero cumple a la perfección su función de entretenimiento-divulgación con un rigor histórico encomiable). Prometo volver por su bitácora de usted, que es cojonuda, más a leer que a escribir, que no me atrevo mucho, teniendo en cuenta el elevado nivelazo de los contertulios .
Un abrazo. Salud, Paz y Amor
Estimado Fritus (de la segunda o cuarta declinación; ja,ja). Es Vd. muy amable. Esta bitácora tiene el mérito de los terceros que escriben en ella; pese a que tenga algún que otro disgustillo por la "inocente" guasa que a veces se gastan asímismo estos terceros de la que Vd. Fritus no parece ajeno ("neoconys" = neocoños, en catalán). Así que quiera o no, ha "enriquecido" el debate.
Sí; a mí, después de César, es Sila un personaje que me resulta interesante y que me causa cierta perplejidad. Ciertamente es el primero que entra con las legiones en la ciudad de Roma; pero el verdadero terror silano se produce en particular en su segunda restauración (donde es nombrado imperator) como reacción al terror de Mario. Y con todo es el fondo un republicano que cree en la igualdad (claro está que sólo predicable entre los propios optimates) y se afana a fondo en restaurar las instituciones de la oligarquía (acrecienta el poder del Senado y vacía el Tribunado); y lo principal, al final deja el poder porque no cree en una monarquía; lo suyo es una dictadura por las circunstancias (a lo Cromwell) pero con la virtud de no esperar a su muerte para traspasar el poder. Está convencido que la aristocracia de los iguales es el mejor gobierno de Roma.
Gracias por su recomendación. Vd. puede comentar todo lo que considere oportuno; esto no pretende ser más que una tertulia de café y es bienvenido todo el mundo. Un cordial saludo.
Creo que no fue el primer neocon querido Dardo...
antes estuvo CATÓN!
y antes... también Abraham, aunque este de otra forma... jeje
un abrazo Maestro!
Publicar un comentario