viernes, 6 de noviembre de 2009

Sabidurías bajo la lava.


Las sabidurías de la antigüedad. Contrahistoria de la filosofía, I. Michel Onfray. Editorial Anagrama. 2007. Barcelona.

Michel Onfray. El deconstructor de la cultura dominante (Platón), la que como en una erupción volcánica sepultó bajo la lava idealista a esa otra rama materialista del pensamiento antiguo ( el atomismo abderitano, la sofística antifoniana, la alegría de Aristipo, el cinismo de Diógenes, el archipiélago hedonista de Epicuro, Filodemo, Lucrecio y Diógenes). Michel Onfray el arqueólogo que reconstruye de esta colosal Herculano del pensamiento los vestigios de toda una contratradición conectada con los gimnosofistas hindúes (unos filósofos desconocidos). El “genio” filosófico griego es tributario de toda una serie de contactos con los saberes mesopotámicos e indostaníes.
En el preámbulo de esta sugerente obra; el autor nos señala que la historia es débil con los ganadores y despiadada con los perdedores y que a este aserto no se sustrae la misma historia de la filosofía; una historia necesitada de crítica; urgida de una revolución metodológica, donde sorprendentemente han pasado a la posteridad conclusiones que no resisten una crítica historiográfica mínima.
El iniciador en el que se cristaliza esta contratradición materialista es Leucipo de Mileto (s.V a.C.) donde nos encontramos un pensamiento capaz de resistir el posterior cristianismo dualista (cuerpo y alma), idealista y espiritualista. Sólo existen los átomos, el vacío y los movimientos de los primeros en el segundo. Esta opción física surge de contemplar la danza de las partículas en suspensión en un rayo de luz. No se deja lugar a las divinidades; se da un papel central al hombre que se contempla así mismo y no bajo los ojos de aquéllas.. La ética surge de la física a modo de eudemonía (bienestar, serenidad, felicidad) donde se inserta el hedonismo (placer). Se propone una moral de la alegría de vivir.
¿Por qué el corpus filosófico dominante insiste en colocar a Demócrito de Abdera como presocrático? (se pregunta Onfray). Por ninguneo de los seguidores de la tradición idealista, pese a que es menor que Sócrates y le sobrevive. Presocrático viene a ser como prefilósofo. Ninguneo y odio (Platón -contemporáneo de Demócrito- nunca lo cita y abiertamente declara querer quemar sus obras). Retoma el atomismo de Leucipo. Estamos ya ante la consolidación del monismo filosófico (sólo existe el cuerpo, la materia; el alma es un artificio del lenguaje para designar una sensación corporal). Es una respuesta a la esquizofrenia pitagórica de cuerpo y alma. Aquí también la alegría es la finalidad de toda moral. Los hombres son libres para construir su destino. La alegría es lo útil; la insatisfacción y el desagrado lo inútil. El hombre es el centro; los dioses o no existen o son indiferentes; el hombre es libre para construirse sin temores ni angustias. Como el hombre (su cuerpo) es el centro nos encontramos con un monismo (sólo existe la materia) y desde el sensualismo ( sólo conocemos a través de nuestros sentidos) se transita hacia el perspectivimo y el relativismo. Puesto que los dioses no existen, no hay que tenerles miedo. El hombre se construye a través de sus deseos y placeres (lo útil) donde no hay pecado (puesto que no hay dioses o al menos no se preocupan de nosotros); sólo la precaución de que tales deseos y placeres no hagan perturbar nuestra paz; por eso hay que evitar los deseos y placeres alienantes (los que reducen o anulan nuestra libertad, nuestra autonomía). Búsqueda del placer no alienante y evitación del displacer. Tender a la alegría; reirse del mundo. La existencia en este mundo es un gran viaje (Hiparco) donde no debemos perdernos en el pasado y en el futuro, sino en disfrutar del instante presente. No dejarse afectar por nada que provenga del exterior (Anaxarco). El placer de ser y existir como una individualidad soberana que se realiza.
¿Por qué tienen mala reputación los sofistas?. Otra vez -como en el caso de los atomistas- planea la figura condenatoria de Platón (su obra Fedón). También ninguneados. También presocráticos, pese a que muchos son contemporáneos y posteriores a Sócrates. Con Antifón de Atenas (El arte de combatir la tristeza)se inventa (25 siglos antes que Freud) algo parecido al psicoanálisis: el alma como parte del cuerpo se cura a través de la conversación terapeútica. Libertario (enemigo del nomos y partidario de la physis). Celoso de la esfera privada individual. El nomos (la ley civil) es antihedonista. El individuo frente a la sociedad (que nos domestica y modela). No existe ninguna mística comunitaria: sólo un agregado de individuos. Por eso todos somos iguales (griegos y bárbaros; hombres y mujeres). Es la cultura (la sociedad) la que nos hace desiguales. De la naturaleza (physis) surge una ética radical: el hecho de ser iguales nos impone la dignidad de respetarnos.
¿Y el estigma superpuesto a la palabra “placer”?. ¿Se puede ser filósofo y hedonista?. Aristipo de Cirene es junto con los atomistas el precursor de Epicuro. Aristipo el filósofo callejero (silenciado por Platón). Quien nos recuerda nuestra dimensión animal (nuestra naturaleza), porque todos los sentidos son medios para acceder al conocimiento. La dimensión soteriológica de la filosofía tan del gusto de Onfray. Rechazar el displacer: todo lo que ata, constriñe o crea obstáculos. Buscar el justo medio (eumetría); no buscar (como a la caza) ocasiones de placer fuera del lugar en el que se encuentran ya que con ello uno aliena su independencia de espíritu y su libertad, o volviendo con las manos vacías (perder el tiempo) y resultar frustrado. La alegría hay que saberla hallar dentro de la dimensión puntual del tiempo (en el presente). El pecado pagano consiste en dejar escapar el presente. Existen los cinco sentidos (no sólo la vista y la voz de la filosofía dominante; también el olfato, el gusto y el tacto) que son los que nos conducen a la certeza: el placer corporal (la alegría). Que no es el placer de las bestias, sino un placer trabajado por nuestra conciencia (donde no perdamos el control, nuestra libertad). No se trata de abrasarse, sino de calentarse. La felicidad se construye con la suma de los instantes de placer. El hedonismo como método del eudemonismo.

Otros aliados en la guerra común antiplatónica. Los cínicos. Antístesnes decía ver muchos caballos en el mundo real; pero no lograba hallar la equinidad platónica (la idea de caballo). El concepto perro no ladra (se dirá por otros). En el mundo de las ideas, la vida desaparece tras los espectros. Diógenes busca con su linterna no al hombre u hombres particulares, sino al concepto de hombre de Platón. El cínico a través de la burla desmonta el idealismo: cuando Platón señala al hombre como bípedo implume; Diógenes le lanza a sus pies un pollo desplumado. El nomos no hace la felicidad, sino la physis (otra vez). El hedonismo es también una ascesis: de la negación de ciertos placeres emerge otro placer (la alegría incesante, la ausencia de pena, la paz del alma, la serenidad, el espíritu alegre...). El hedonismo -contrariamente a la caricatura platónica (Filebo)- no es la obediencia a los instintos, a lo gregario; es la búsqueda de los placeres liberadores, no alienantes.
La heterodoxia de Eudoxio de Cnido (s.IV a.C). Heterodoxia porque es aquí un platónico el que establece que el placer es un bien en sí mismo. La obra de Pródico de Ceos (s.V.a.C.) no ve incompatible el placer con la virtud.
Los cerditos del Jardín de Epicuro (s.IV a.C.) por su complexión física no pueden levantar la cabeza y contemplar el cielo de la ideas platónico. Están obligados a rebuscar con su hocico en lo real (la tierra). Filosofamos a través de nuestro cuerpo (fisiología de la filosofía) en el marco de un contexto histórico. La filosofía con finalidad soteriológica (pensar para vivir). Cambiémonos cada uno de nosotros antes de cambiar el orden del mundo. Salvación individual ante el derrumbe de un mundo que no tiene remedio. ¿De verdad Epicuro es un monstruo entregado sin control a los instintos y a las pasiones abrasadoras; en definitiva, al goce grosero, bestial?. ¿Es esta una filosofía del bajo vientre?. No. Estamos ante un proyecto pensado para salvarnos del sufrimiento; o al menos amortiguarlo. Se trata de combatir el miedo, el temor, el dolor y el sufrimiento. Una medicina preventiva para atacar las causas de nuestra aflicción. Filosofía como medicina (Tetrafarmakon). No hay nada que temer de los dioses; ni de la muerte; se puede soportar el dolor y lograr la felicidad. No hay nada fuera de la materia. Los criterios de verdad residen en nuestras sensaciones y afecciones. Las mitologías mantienen alienados y dóciles a los hombres en el temor, la angustia y el terror.. Otra vez los átomos, el vacio y su movimiento. La muerte no es otra cosa que la descomposición de los átomos (no hay metafísica). Vivamos bien y muramos bien. ¿Ateísmo tranquilo?. El tema de los dioses nos debe resultar indiferente; al fin y al cabo ellos no se preocupan de nosotros. El mal en el mundo no es fruto del pecado; es simplemente sufrimiento. Paliémoslo y busquemos la alegría a través de una ascesis hedonista (ataraxia epicúrea). Epicuro precusor del utilitarismo.Dietética de los deseos; aritmética de los placeres. Nada que ver con abandonarse a ellos (lo que provocaría displacer a la larga al perturbar nuestra serenidad). Incluso un dolor pasajero es admisible si provoca una felicidad futura. ¿Y lo social?. El Jardín de Epicuro es la anti-República de Platón. Sólo se admite como válido el contrato consensuado entre individuos iguales para construir una intersubjetividad libre: existe un derecho natural (physis) que nos dice que es útil no hacernos daño unos a otros, ni sufrirlo; que lo justo o lo injusto es fruto de lo que convenimosnos; no existe una justicia en sí misma sino derivada de esta convención. Fuera de aquí no es posible la comunidad.
La tarea romanizadora del pensamiento epicúreo. La popularización epicúrea. Filodemo de Gadara (ss.II-I a.C.). Tesoros literarios descubiertos bajo la lava solidificada de Herculano y Pompeya que nos hablan de la construcción del hombre por sí mismo, de su identidad , de la talla de su subjetividad. Como si se tratara de esculpir un mármol. Elogio de la dulzura de vivir, de la amistad....que nos lleva a la serenidad. El carpe diem horaciano. Aprovechemos las rosas de la vida antes de que se marchiten. ¿Y la cuestión de nuestra muerte?. El verdadero pecado mortal consiste en aceptar todo lo que supone una vida colocada bajo la pulsión de la muerte. Hay que vivir a modo de dioses inmortales, sin temor a la muerte. Filodemo introduce la estética como factor de placer, como ocasión de alegría; la cultura como coadyuvante a la alegría, de la pacificación del alma. ¿Y lo social?. El pragmatismo latino. La infiltración de las tesis epicúreas en la comunidad política como proyecto para intentar también hacer un orden más humano; pesa la desconfianza prístina epicúrea hacia la política. Filodemo desconfía de la democracia (del poder de una mayoría inculta), como también del poder en manos de un autócrata. Ni masas, ni déspotas. Por ello la infiltración de la ética epicúrea como vía de reformar el orden colectivo.
Sigamos con la romanización del pensamiento epicúreo de la mano de Lucrecio (s. I a.C.). De rerum natura. El materialismo encantado según crítica acerba de San Jerónimo (s. IV-V) el príncipe de los traductores.¿Encantado?; se pregunta Onfray. ¿Acaso loco, apestado, hechizado?. Cuestiones al margen del contenido de su discurso: materialista, anticreacionista, mecanicista....o, quizás según Onfray, precisamente por esto se le tilda de loco; puesto que asesina las ficciones, las quimeras. Aterriza en el mundo real. Inmanencia pura, mecánica,átomo, materia; pero dotada de un impulso vital (dinámica, cinética de la materia; epifanía libre, no ciega de la materia en un contexto donde la potencia motriz es la voluptuosidad ). Los dioses como imagen hipostasiada de los propios hombres. Sólo existe un devenir de manera atomística. Puesto que la muerte se lo lleva todo, consagremos nuestra existencia a la alegría (ataraxia griega, dolor absit latino). No nos alegramos de las desgracias ajenas, pero estas nos deben hacer conscientes de que debemos aprovechar nuestra vida; ¿cómo?: un cuerpo que no sufra y un alma (recuérdese que es parte misma del cuerpo dentro de esta filosofía) sin temor. Contentarse con lo que se tiene y reducir nuestros placeres a lo que fácilmente podemos conseguir siempre que no nos aliene (que no perturbe nuestra serenidad). Convertirnos en lo que somos. Ser lo que somos. Disociación de sexo, amor y procreación. La pasión, el amor construído en un tiempo compartido....
Convendrán conmigo que es bueno aquilatar estas otras sabidurías; y comprobar como en muchos aspectos están provistas de tesoros que alimentan nuestra alma (ya sea ésta material para los monistas o espiritual para los dualistas). José Antonio Marina y Michel Onfray se encuentran citando a Bergson; el primero al evocarlo allí donde decía que el último fundamento del universo es una corriente creadora que iba configurándose en realidades distintas, y pensaba que los místicos tenían la capacidad de percibir más vivamente esa energía; el posmodernista Onfray cuando nos ilustra sobre la expresión bergsiana: capricho del átomo; o de como la física atomista del clinamen abre perspectivas ontológicas, metafísicas.

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