viernes, 9 de enero de 2009

Súplica por la paz

El 03-03-1939; un día después de su nombramiento como sucesor de Pedro; Eugenio Pacelli (Pío XII) dirigió una súplica a todo el mundo por la paz:
"..la justicia se abre camino por la fuerza de la razón, no por la fuerza de las armas. Y los imperios que no están fundados en la justicia no reciben la bendición de Dios. La política emancipada de la justicia traiciona a los que pretenden imponerla de ese modo. El peligro es inminiente, pero aún hay tiempo. Nada se pierde con la paz; pero todo puede perderse con la guerra.. Que Nos escuchen los fuertes, para no caer en la debilidad de la injusticia. Que Nos escuchen los poderosos, si quieren que su poder no se convierta en destrucción, sino en ayuda a los pueblos y en protección de la tranquilidad en el orden y en el trabajo. Nos se lo suplicamos por la sangre de Cristo, cuya fuerza que vence al mundo construye el bienestar en la vida y en la muerte...."
El contexto en el que se produce esta declaración es de la máxima tensión en Europa. De hecho la Wehrmacht entra en Praga doce días después por orden de Hitler; y ya se empieza a informar de que el próximo objetivo es Polonia (informe del embajador Kennedy a Lord Halifax que lleva al Premier Chamberlain al compromiso inglés de defender a los polacos).
Incluso intenta el 21-04-1939 auspiciar una conferencia internacional entre Francia, Gran Bretaña, Alemania, Italia y Polonia para evitar la guerra; la que no es posible porque nadie la deseaba por diferentes motivos. Es más; ya en la alocución de Navidad de ese año enumera cinco puntos a modo de presupuestos para fundar la paz en el mundo: 1.Asegurar el derecho de todas las naciones, pequeñas y grandes, a la vida y a la independencia. 2.Liberar a las naciones del pesado yugo de la carrera de armamentos, por medio de un desarme mutuamente pactado, orgánico y progresivo. 3.Reconstruir, o crear, instituciones internacionales, teniendo en cuenta las deficiencias de las instituciones anteriores. 4.Reconocer, especialmente en interés del orden europeo, los derechos inalienables de la minorías étnicas y 5.Reconocer, en fin, por encima de las leyes y convenciones humanas, "las inquebrantables y sagradas normas del derecho divino".
Me ha venido a la mente todo esto ante el angustioso drama que se está viviendo ahora en Palestina/Israel. Esa frase luminosa
Nada se pierde con la paz; pero todo puede perderse por la guerra invita a la reflexión. Nos llega desde un verdadero príncipe de la paz, el denominado último príncipe de la Iglesia. El que muerto en olor de santidad, tuvo que padecer el escarnio injurioso y a la par calumnioso de una horrenda leyenda negra fomentada por un periodista británico.


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Pater noster qui es in cælis,sanctificetur nomen tuum,adveniat regnum tuum,fiat voluntas tua, sicut in cælo et in terra,panem nostrum quotidianum,da nobis hodie,et dimitte nobis debita nostra,sicut et nos dimittimus, debitoribus nostris.Et ne nos inducas in tentationem,sed libera nos a malo.Amen

14 comentarios:

HIPATIA dijo...

El, por usted denominado, último principe de la iglesia, como todos su antecesores y sucesores son expertos especialistas en el hipócrita manejo de la retórica.
Sus declaraciones, escritos y demás manifestaciones TEÓRICAS son una continua contradicción con sus manifestaciones PRÁCTICAS.
En el caso concreto que cita, su adorado héroe apoyó a Hitler como aliado en su mayor interés: eliminar el ascendente partido comunista, el anticristo que promovía la revolución proletaria. Esta misma actitud la mantuvo posteriormente interviniendo,e interfiriendo, en la política italiana condenando al PCI y a todos sus votantes, e igualmente fue el “padrino” de Franco, el que avaló la brutal, inhumana y cruel dictadura con su inicial reconocimiento diplomático.

Me surge una duda, no se si debe usted revisar sus conocimientos históricos, o debe revisar sus categorías morales.

SPOOK dijo...
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Dardo dijo...

¡Vaya como está el patio!. Una de las claves para entender a Pio XII es que su experiencia es sobretodo diplomática (es el diplomático vaticano por excelencia y su años previos al Papado son en este área). La actitud del Vaticano y en concreto de Pío XII está suficientemente documentada en las "Actas y Documentos de la Santa Sede relativos a la II Guerra Mundial" publicados en 1965. De su cohonestación con los "Documenti diplomatici italiani", con los "Documents on British Foreign Policy", con los "Foreign Relations of the United States" y con los "Akten zur deustschen Auswartigen Politik" se aprecia la verdad de lo contenido en aquellos. Justamente lo que es acientífico y contrario a la verdad es la oleada de denigración sistemática que se ha vertido sobre su persona y actividad. Profundamente perversa ha sido la obra de John Cornwell titulada "El Papa de Hitler" de la que se retractó el propio autor en 2004 (si observan la portada del libro vemos ya desde el principio que se tenía una actitud de hacer daño con falsedad; así, la fotografía que aparece, es de cuando Pacelli era nuncio en Alemania, no siendo Papa todavía). Es inverosímil que el autor de la encíclica "Mit brennender Sorge" -en el temprano 1937- (una condena del Mito del siglo XX de Rosenberg donde se exaltaba la sangre y la raza) sea el Papa de Hitler. Ya en 1930 de la correspondencia que tenía con el Obispo alemán von Galen se describe la incompatibilidad existente entre ser católico y nazi. Precisamente H.Göring fue el primero en acuñar la frase "catolicismo político" a toda esta actividad contraria a lo nazi. El 21 de enero de 1940 la estación de Radio Vaticana emite en alemán (entre otras lenguas) la politíca nazi en Polonia: "Las condiciones de vida religiosa, política y económica han situado al noble pueblo polaco, sobre todo en las regiones ocupadas por Alemania (las otras estaban ocupadas por la URSS), en un estado de terror, de embrutecimiento y, diríamos, de barbarie semejante al que que se impuso en España en 1936 por los comunistas....Los alemanes emplean los mismos medios y, quizá, incluso más perniciosos que los propios soviéticos". Los datos de los archivos vaticanos señalan que en el llamado territorio del Gobierno General de Polonia fueron ejecutados por los nazis: 4 obispos, 1996 sacerdotes, 113 clérigos y 238 religiosos; siendo deportados a campos de concentración 3.642 sacerdotes polacos, 389 clérigos, 341 frailes y 1.117 religiosos; la mayoría de ellos no resistieron la concentración.. Son por ello un auténtico sarcarsmo las acusaciones filonazis a su persona y actividad. Es más la actividad de la Iglesia católica en Alemania (conferencia episcopal de Fulda) están presididas por una continuada oposición a la actividad nazi. De las tres famosas predicaciones (contra el extermino decretado contra los minusválidos) del Obispo van Galen está al corriente Pío XII a través del Nuncio en Berlin, Monseñor Orsenigo.

Les invito a leer dos libritos esclarecedores. "Un obispo contra Hitler. El beato von Galen y la resistencia al nazismo" de Stefania Falasca, ediciones Palabra, 2008 y, en particular, por el acervo de información archivísitica "Pío XII y la II Guerra Mundial" del profesor Pierre Blet, ediciones Cristiandad 2004.

Sé que la figura es controvertida. Pero tengo la profunda convicción moral de que Pío XII fue un santo. Que quiso ser sobretodo imparcial. Un ejemplo: con frecuencia se le achaca el haber reconocido al régimen de Franco (lo mismo por cierto que hizo por la misma época la principal democracía del mundo: USA, y luego harían las demás); bien, en este aspecto, se olvida que se negó a beatificar de forma indiscriminada y masiva a la mártires de la Cruzada (así lo pedía el régimen y la conferencia española). Son detalles sutiles que hay que tener en cuenta a la hora de analizar a este gran hombre.

Sr. Elohim. Yo no estoy aquí para burlarme de nadie.

SPOOK dijo...
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SPOOK dijo...
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HIPATIA dijo...

Acepto las cifras que nos ofrece de los archivos vaticanos sobre religiosos asesinados por el nacismo.
Pero hoy no toca ese tema, hoy estamos hablando de Pio XII. Y este señor nunca, NUNCA, denunció públicamente a Hitler por tales actos. Supongo que se limitaría a protestar diplomática y cobardemente.

Dardo dijo...

Vamos a aclarar las cosas, que veo que o no me expreso bien, o se me entiende peor. El término imparcial se ha querido traer a colación en el contexto diplomático; es decir, como no alineamiento con ninguna de las partes beligerantes. El Estado Vaticano era un actor más en el terreno de las relaciones internacionales. Sin embargo en el terreno de los valores no fue nunca neutral (que esto sería lo injusto). Sus alocuciones; sus protestas ante las autoridades nazis; sus documentos, etc. expresan claramente una condena de la inhumanidad y la barbarie. Así pues; vemos a un Pio XII que antes de la II Guerra Mundial mantiene y auspicia contactos con todos (imparcialidad) para intentar evitar el desastre; ve frustrada su intento de una conferencia internacional cuatro meses antes del estallido de la II Guerra Mundial. Una vez iniciado el desastre no se alinea con ninguno; no puede ser de otra forma: a los pueblos alemán e italiano no se les puede hacer extender la culpa propia de sus gobiernos. Es el Papa de los católicos alemanes y el Papa de los católicos polacos; de los dos. Es mediador hasta extremos bien delicados: acercamiento de una parte del ejército alemán a los británicos para dar un golpe de Estado contra Hitler.

Insisto. La más temprana condena de la doctrina nazi (basada en ese vacío inspirado por Rosenberg "Mito del siglo XX) se hace en 1937con la encíclica Mit brennender Sorge (de Pío XI; pero donde todos advierten la mano de Pacelli como experto en asuntos alemanes). Sobre el reconocimiento del gobierno de Franco; Vd. debe saber que ocurre en mayo de 1938 (dos años después de iniciada la guerra) y cuando ya se daba por perdida por parte republicana. Es con Pio XI (no con Pío XII). Justamente las reticencias a reconocerlo inicialmente (pese a la persecución religiosa de la República) fue del peligro de evolución nazi del propio régimen. Otra cosa: Pío XII no bendice a Franco; (sic) "...largos sentimientos efusivamente enviamosa a Vuestra Excelencia (Franco) y a TODO EL NOBLE PUEBLO ESPAÑOL NUESTRA APOSTOLICA BENDICIÓN.Papa Pío XII". La bendición del telegrama la hace extensiva a TODO el PUEBLO (aquí se incluyen los vencidos y los vencedores); otra cosa es como manipula el propio Gobierno el telegrama. Estos son detalles importantes.

J. G Centeno dijo...

Desde el profundo cariño que, sin conocerle personalmente, le profeso,desde un sentimiento de amistad que, creo no equivocarme, siento como biunívoco, jamás olvidaré sus palabras de consuelo cuando falleció mi madre, sin ironía de ningún tipo y sin poner en cuestión la religión que usted con tanta legitimidad, decencia y coherencia profesa y practica, le ruego encarecidamente que busque otros personajes de la Iglesia Católica, que a buen seguro los hay, a defender porque méritos sobrados habrán contraido. El señor Pacelli fue, siendo benévolo, un impresentable reaccionario procedente de una aristocrática familia italiana, que no sólo quiso aparecer como imparcial, lo cual ya de por sí es indigno, ante el régimen nacional-socialista alemán, sino que también cerró los ojos, como su antecesor, a las atrocidades del fascismo italiano que tenía a las mismas puertas del Vaticano. No esta ese señor, ni mucho menos, a la altura de su talla moral.
Un fortísimo abrazo, y me tiene usted a su disposición para lo que sea menester.

SPOOK dijo...
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Unknown dijo...

Feliz dos mil nuevo, Dardo!

Vaya, veo que todos vienen con energías renovadas...¡qué entusiasmo de debate!

Me parece que mi aportación es bastante pobre, no conocí en vida al personaje y lo que conozco lo sé a través de otros, por lo tanto, el mio sería un juicio parcial y por tanto injusto. Curiosamente, creo que todos los juicios humanos son en mayor o menor medida injustos por eso mismo.

El arte de la diplomacia es muy duro, porque la condena de un bando supone la legitimación de otro, y sinceramente no soy capaz de imaginarme que las guerras sean legítimas. En el caso de lo que está ocurriendo en la franja de Gaza, yo me pondría de parte de los terceros, los civiles a los que nadie les ha preguntado si quieren esta guerra (y este bando está formado por palestinos, israelíes, musulmanes, judios, cristianos o ateos, que viven en los territorios atacados); esos que o no hacen nada y los matan, o hacen y los matan igual. Sólo espero que puedan mantener cierta paz interior para soportar el infierno que tienen encima.

Hay guerras porque la gente quiere la libertad, y eso incluye que tengamos libertad para matarnos unos a otros y que los demás no nos critiquen y nos dejen hacer...

Me uno al Pater Noster deseando que en un momento dado, dirijamos esa libertad a unir y reparar y aprendamos de los errores de los demás y no sólo de los nuestros.

Me alegro de volver un año más a tu casa y espero que no hayas abusado del turrón y los polvorones, que a tu edad los michelines se instalan para toda la vida, como las hipotecas.

SPOOK dijo...
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Dardo dijo...

Amigo Javier; siente Vd. bien. Desde luego que yo también le tengo aprecio y amistad. Mire; difícilmente Vd. puede tener un sentimiento objetivo sobre la persona y obra de Pacelli; intente no dejarse llevar por lo prejuicios. Sí, Pacelli, era anticomunista. Entiendo que esto (su misma actividad intentando pilotar la democracia cristiana en Italia) le resulte difícilmente encajable. Pero es que la experiencia comunista que le llegaba era nefasta (la misma doctrina comunista fue estigmatizada por el anterior Pío XI -en la Divini Redemptoris- como intrínsecamente perversa). Esto se puede -sin apasionamiento- comprender. Los memoranda que llegaban a la Secretaria de Estado vaticana sobre la situación de los católicos y cristianos en general en Ucrania y en la misma URSS eran demoledores. No se fiaba. Cuando el presidente Roosevelt le señalaba que los rusos iban a garantizar la libertad religiosa en los países donde llegaba el ejército rojo. La desconfianza del Vaticano fue confirmada por el transcurso del tiempo. El embajador soviético ante Italia (Bogomolov) en un intento de establecer contactos con la S.Sede decía que la persecución religiosa era "cosa del pasado". Pero los memoranda daban una cara bien distinta: la situación en la URSS en materia religiosa no había cambiado; la legislación antirreligiosa seguía en pie; todo el clero católico en la URSS padecía restricciones a su libertad individual y no podía celebrar culto; los sacedortes polacos deportados seguían sin poder volver a Polonia; en fin, creo que es comprensible que Pacelli albergara temores sobre este comunismo (que era el único entonces conocido). Le respondo en otras cuestiones al hilo de lo que seguidamente señalo a otros comentaristas.

Se insiste de una parte en que no fue imparcial; y de otra, sobre la perversidad de esta misma postura de imparcialidad. Como bien comprenden mantener ambas posturas en clave argumentativa resulta ilógico. Como gozo de poco crédito reitero en remitir sobre la cuestión al librito (muy bien documentado y cohonestado con otros archivos) de Pierre Blet (profesor de historia moderna en la Gregoriana de Roma) "Pío XII y la segunda guerra mundial", ediciones Cristiandad, Madrid, 2004. Avanzo sintetizada y como mejor pueda la argumentación: Fue imparcial en el marco de las relaciones internacionales y en el contexto de la guerra, intentando siempre la paz o aminorando el sufrimiento consecuencia de la guerra. Esta imparcialidad fue mal vista tanto por el Reich como por los cancillerías de los Aliados. Sin embargo era inevitable. No podía alentar acciones de guerra de unos o de otros. Sin embargo no fue imparcial en el terreno de los principios y los valores. Se le acusa de que no condenó nominalmente a Hitler -si bien el ministerio de asuntos exteriores del Reich continuamente recibía quejas y protestas del Nuncio en Berlín por orden del Vaticano sobre multitud de asuntos- . Pero este silencio público -que no privado- se debe a tres circunstancias: a) de una parte no quería aparecer como enemigo del pueblo alemán (y bien fácilmente la propaganda nazi hubiera utilizado este posicionamiento público); b) la propia situación de los católicos era muy delicada frente a las autoridades del Reich y c) las consecuencias de promover una postura en público con frecuencia acarreaban mayores males que los pretendidos conjurar con el hecho mismo de manifestarlo (tal es así que diversas organizaciones judías pedían que era contraproducente exasperar a los nazis). Dicho silencio para evitar males mayores no impedía que sobre la marcha se montara una colosal maquinaria de ayuda a los perseguidos; pudiendo estimarse en unos ochocientos mil los judíos que se libraron de la trituradora nazi gracias a las gestiones y presiones del Vaticano ante diferentes gobiernos (esta es la cifra que maneja el historiador israelita Pinchas Lapide). Les cito textualmente el memorandum sobre la cuestión de Monseñor Tardini el 5-05-1943 que provocó una gran conmoción en Pío XII: ......."Judíos. Situación espantosa. Antes de la guerra había en Polonia unos 4,5 millones; se calcula que, a día de hoy, con todos los que han ido llegando de otros países ocupados por los alemanes, no quedarán más que unos cien mil. En Varsovia se había creado un gueto con capacidad para unos 650.000 judíos; de los que hoy día no quedarán más de 20 o 25 mil. Como es lógico, algunos han logrado burlar los controles; pero no cabe duda que la mayor parte han sido eliminados. Después de meses y meses de transporte, miles y miles de personas no han dejado ni rastro de su paradero. Y eso no se explica más que por la muerte; sobre todo si se tiene en cuenta el carácter emprendedor del judío, que si está vivo, asoma de una manera o de otra. Campos de especiale de exterminio en las cercanías de Lublín (Treblinka) y cerca de Brest-Litovsk. Se cuenta que los encierran por centenares en cámaras donde necesariamente morirán por la acción del gas. Se los transporta en vagones de ganado, herméticamente cerrados y con suelo de cal viva". .... Quiero citar, además, un episodio que ilustra ese silencio operante: cuando la Wermacht entra en Roma; el teniente coronel H.Kepler exigió a los judíos de Roma que en el plazo de 24 horas le entregaran 50 kilos de oro, bajo pena de deportación; comoquiera que no lograron reunir más allá de 35 kilos; el gran rabino de Roma (Zolli) apeló al Papa que ordenó hacer lo necesario para completar estos 15 kilos. Creo que todo esto ilustra algo esa denuncia de silencio.

Querida C. Vd. siempre tan sabia desde el sentido común. Yo también me uno al Pater Noster. Tú siempre tan sabia: la guerra es un fracaso. ¡Cómo iba el Papa a aplaudir -por ejemplo- el bombardeo de Dresde!. Yo también me alegro mucho de verte por aquí; a pesar de que me fustigues con lo de la edad. ¡¡Eres un rato mala!!. No, no he comido demasiado; he estado un rato apático -quizás la gripe tenga la culpa de todo ello-. Un abrazo.