
Pero que quieren que les diga. Lo que más me ha sorprendido es oir en la televisión a una hija de los secuestrados reducidos como en la piratería antigua a pura esclavitud entender al pueblo de Somalia (confundiendo este todo por la parte -que serían los piratas- y solidarizarse con ellos). ¡Pues oiga; Vds. mismos!. Con estos ciudadanos tan faltos de coraje sólo nos queda que nos pongan un yugo como los bueyes. O sea que los contribuyentes españoles han de pasar por el peaje de asumir la prima de riesgo que supone pescar o transistar por esas aguas. No cabe duda que con estas miras tan mentecatas instaladas en parte de la opinión es fácil esperar estos desenlaces por parte de nuestras autoridades. La libertad nunca se ha conseguido claudicando sino luchando.
La piratería es tan antigua como el propio comercio. Leí de un famoso estudioso de la historia antigua que se atribuye a los antiquísimos piratas etruscos la invención del garfio de abordaje (siglo VI a.C.). En las sociedades antiguas, civilizaciones esclavistas, el objeto de los piratas lo constituían aparte de las mercancías, sobretodo las mismas personas. Con el transcurso de los tiempos la piratería, suprimidos los mercados de esclavos al verse esto como atávico, se centró en el propio flete de las naves. Pero con los nuevos estados fallidos de la contemporaneidad vuelven estos atavismos: el secuestro para rescate como principal motor de la rapiña. Y si los dejaran, como en el malogrado Chad, volverían los mercados de esclavos.
Sí. Necesitamos más rigor. Más rigor de pensamiento y de decisión si queremos ser un país libre.